Como es típico estando de erasmus, vino la familia a verme durante la Semana Santa. Como volar a Eslovenia desde España no es fácil, ellos volaron directamente a Viena. Alquilamos un coche desde Maribor, así que les fui a buscar a Viena. Nuestra primera parada fue Graz.

Graz es una ciudad que me decepciono, ya que tenía unas expectativas bastante altas sobre ella. En sí, no es una ciudad que me pareciera fea, pero como que esperaba más.

Si que es cierto que todo el casco antiguo es merecedor de una visita, la UNESCO no suele equivocarse en eso. Eso sí, diría que es mejor visitar antes Graz que Viena, ya que después de cómo es Viena, Graz se queda pequeño.

Otra sitio que visitamos en este viaje fueron los lagos de Plitvice, en Croacia. Es un parque lleno de bosque y 16 lagos, que se van comunicando entre ellos por cascadas. Ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y estuvo nominado a ser parte de la lista de maravillas naturales en 2011.

En las instalaciones del parque hay varios parkings, por lo que no hay problema con el coche. El único detalle a tener en cuenta es que en Croacia, pese a estar en UE, no usan euros. En este parking en concreto nos dejaron pagar en euros cobrándonos algo más que si pagábamos en kunas.  En el caso de las entradas se pueden pagar con tarjeta sin ningún problema. El precio de la entrada puede parecer un tanto excesivo (que eso de poner precio a la montaña queda feo y tal), pero merece mucho la pena la visita, por lo que al menos, escuece menos tener que pagar.

Para hacer la visita al parque se pueden hacer diversos recorridos, en función de las ganas y forma física que tengamos, desde un par de horas a 8 horas.
Todo el recorrido es un camino muy accesible, con pasarelas de madera y barandillas donde hacen falta. También hay una parte que se recorre en barquito (ideal para descansar e ir haciendo fotos, que os aseguro que lo merece).
Al llegar a la parte más alta del recorrido puedes bajar en bus, no hace falta hacer todo el recorrido de vuelta otra vez. Sin embargo el autobús no te deja en el parking, aún hay un cacho que hay hacer andando.

Sabiendo lo que hay que andar os recomiendo que llevéis calzado cómodo y que reviséis el tiempo antes de salir, que si todo está tan verde, es por algo.

A la vuelta hacia Maribor, nos desviamos unos kilometros para pasar la frontera a Bosnia y cenar en Bihać. Si las carreteras en esa parte de Croacia ya no son buenas, es sorprendente el cambio que se ve en cuanto cruzas la frontera (por cierto, aunque no estén en la UE con el DNI es suficiente) . No hay que olvidar que tanto Bosnia como Croacia han sufrido una guerra hace relativamente pocos años. En Croacia aún hay sitios donde se notan restos de la guerra, pero no es lo habitual. Sin embargo, lo que he visto de Bosnia, aún les queda mucho por reconstruir.

Nos sorprendió al llegar a Bihac la pobreza que aún desprende ciertas partes de la ciudad. Es una ciudad bastante pequeñita, así que aparcamos cerca del centro (donde nos indicó amablemente un señor en un inglés peor que el de Ana Botella) y fuimos a dar una vuelta. Las calles del centro son todas peatonales y se ven en un ratito. Es también sorprendente la vida que tiene una ciudad tan pequeñita. Todas las terrazas estaban llenas (allí las terrazas tienen estufa, así que están todo el año) y se veía un ambiente muy animado y despreocupado.

Bihac es conocido por su río y los deportes que allí se practican, por lo que no estaría mal repetir la visita en verano 😉

Comentar como detalle que para nosotros Bosnia nos pareció un país donde pasar unas vacaciones se puede hacer por muy poco dinero. El precio aprox. del litro de gasolina es de 1,10€, un paquete de tabaco 2€ y cenar en un buen restaurante unos 10€ por cabeza.

Otra tarde fuimos a Ptuj, en Eslovenia. Es una ciudad pequeñita aunque agradable para pasar una tarde. Tuvimos la mala suerte de llegar justo cuando ya estaba cerrado el castillo y que la parte antigua del pueblo donde está el ayuntamiento estaba en obras, así que no disfrutamos tanto la visita.

Ptuj es famoso por su carnaval, así que si tenéis la oportunidad de ir a visitarlo, es muy buena fecha para ir.

Otros destinos a los que fuimos dentro de Eslovenia fueron Celje, Postojna, Predjama, Koper y Piran, de los cuales podéis leer en otras entradas de este blog 🙂

Y nuestro viaje acabó donde había empezado, en Viena. Fue una verdadera suerte tener un amigo en Viena con tiempo para enseñarnos la ciudad, ya que en una tarde vimos lo más importante de la ciudad con él que además, nos fue dando unas explicaciones muy completas de todo.

Viena es una ciudad que es bastante grande, pero casi todo lo que hay que visitar se concentra dentro del Burgring (sería algo así como anillo del castillo).

Para mi Viena es un sitio muy peculiar. Me encantó la visita y me muchos detalles que tienen en cuanto a la cultura. Por ejemplo, se puede acudir a la opera desde 3-4€ estando de pie. Si no nos gusta esa opción hay una pantalla grande en la calle con sillas donde se retransmite en streaming. En otras salas de conciertos también hay entradas a esos precios, todo es informarse sabiendo en las fechas en las que se va a viajar.

Y decía que es un sitio peculiar porque permite que todo el mundo vaya a la opera, pero no que todo el mundo pueda visitar el Palacio de Schönbrunn por dentro, ya que la entrada resulta carísima.

Nosotros visitamos tanto el Palacio de Schönbrunn como el Belvedere solo por fuera. Y teniendo en cuenta mis gustos, probablemente fuera mejor así, ya que por las fotos que he visto de ellos por dentro son bastante recargados.

Otro sitio famoso de Viena que no está dentro del ring es el Prater. El famoso parque de atracciones está muy bien para pasear, pero pasa como con los palacios. Solo subir a la noria cuesta 9€.

En conclusión, para mi Viena es una ciudad en la que hay bastante contraste en los precios, no es una ciudad cara, pero si quieres visitar absolutamente todo y no salir de los sitios turísticos, vete preparando la cartera. Para mi es una ciudad que merece la pena visitar, aunque solo sea un par de días que de tiempo a disfrutar un poquito del ambiente de la ciudad.

Como detalle Viena tiene una red de metro y tranvía que funciona muy decentemente. Una cosa al tener en cuenta (como españoles que somos) es que aunque parezca que no se paga, conviene tener un billete válido. Cuando montas la primera vez ves que la gente pasa sin ticar ningún billete y sin que pase nada. Eso sí, la multa que puede caer es tan gorda que es preferible no arriesgarse.