[Mayo 2023] Aprovechando que la libra egipcia no pasaba su mejor momento, nos decidimos a hacer un viaje a Egipto.
Esta vez, cambiando respecto a nuestros viajes anteriores, lo hicimos con agencia (Viajes Carrefour en Ávila, muy recomendado!!).
Contratamos el viaje que volaba a Luxor, donde embarcamos a un crucero de 4 noches hasta Asuán. Posteriormente, volamos hasta El Cairo donde pasamos 3 noches más. El paquete que nosotros contratamos incluía las excursiones, salvo Abu Simbel. Sin embargo, en el mismo viaje coincidimos con gente que había contratado un paquete a la mitad que el nuestro, pero a la hora de la verdad, se gastaron más dinero que llevándolo contratado desde España…
También, era la primera vez que volábamos en un vuelo chárter de iberia. La experiencia a bordo cambia bastante. Normalmente en un vuelo de 5h ya esperas comida y un avión más equipado en entretenimiento. En este caso, el avión se veía más viejillo, sin pantalla, sin USB. Y a nivel de comida, nos dieron unas aceitunas, una loncha de queso y un paquete de mini fuets.
Nos habían recomendado llevar algo de dinero en euros, pero nosotros somos fieles a viajar con la revolut y llevábamos 25€ entre los dos, pensando en comprar pulseritas y tonterías varias. Otra cosa a tener en cuenta es que el visado hay que pagarlo. En nuestro caso, venía incluido en la agencia, pero otros del grupo tuvieron que pagarlo allí mismo. En el mismo aeropuerto, antes de salir y ver que no había ni una sola tienda, compramos una tarjeta SIM para tener internet allí. Resulta que solo se podía pagar en efectivo los 23€ que costaba. Vamos, que en la primera media hora en el país, nos quedamos sin dinero en efectivo.
En el mismo aeropuerto no había ni un cajero…
Día 1: Llegada a Egipto
Nos repartieron en autobuses y nos llevaron al barco. Cada uno tenía ya asignada su habitación y las maletas las llevaron directamente desde el autobús. Nos juntaron a todo el grupo de nuevo a contarnos el programa e intentar vender las excursiones que no llevaras contratadas con la agencia. El mismo guía, tenía cambio en libras egipcias para aquellos que quisieran cambiar dinero en euros.
Después de más de una hora de charla, nos empezaron a servir la cena, cosa que con la cantidad de comida que nos dio iberia, el viaje y las horas que habían pasado, agradecimos muchísimo.
Después de cenar, intentamos irnos a dormir prontito para poder madrugar al día siguiente (4:45 nos llamaron a la habitación…). Allí, prácticamente todas las excursiones se hacen super pronto y a medio día se vuelve al barco para comer y continuar la navegación. Afortunadamente, porque el calor que hace es brutal y más cuanto más al sur se va.
En general, nuestra experiencia en Egipto es que te piden propina por todo. Mucho más exagerado que en cualquier otro sitio donde haya estado. Cierto es que se ve bastante pobreza por las calles y muchísima basura.
Una cosa curiosa es que el barco estaba atracado en 4ª fila. Vas atravesando por el hall de los barcos hasta que llegas al tuyo.

Día 2: Luxor, Karnak y Valle de los Reyes
Al día siguiente, nos montaron en el bus y fuimos al templo de Karnak y al templo de Luxor. Ambos dos son espectaculares y unido a un buen guía es una experiencia mágica. Tuvimos la suerte de ver amanecer al llegar a Karnak y es más increíble aún. Eso sí, lo malo de ir en excursión organizada es que igual que nuestro tour del crucero, había bastantes más. Es tener suerte de llegar unos minutos antes que el resto…
En los alrededores de los templos está lleno de mercadillos y de gente que te vende pulseras, llaveros, papiros, etc y que te acosa para ello. También piden propina por ir al baño, por abrirte la puerta o por cualquier cosa que se les pueda ocurrir.


Al terminar la visita de ambos templos, intentamos en balde sacar dinero, porque nos tienen que invitar a botellas de agua y no podemos ni ir al baño sin pasar vergüenza por no tener para la propina…
De allí vamos al templo de Hatshepsut en el valle de los reyes. Está en el desierto y el calor es espantoso. Afortunadamente, nos llevan en un carrito como de golf hasta el templo, porque no hay ni una sombra. El templo se ve majestuoso e impresionante según está excavado.

Antes de ir al valle de los reyes, nos paran en una tienda para que compremos alabastro, donde el guía se lleva una buena comisión por cada compra. Es curioso, pero aquí el tiempo no importa, no es como en el tiempo libre tras las visitas…
En el valle de los reyes no entramos más que a la tumba de Ramsés IV, Ramsés III y Ramsés IX. Por dentro de las tumbas hace muchísimo más calor que arriba, ya que además se acumula la humedad. El guía ni siquiera nos explica gran cosa, ya que los tesoros que se encontraron en las tumbas están en los museos y no expuestos allí.

De camino al barco, paramos a ver los colosos de Mennon (y otro intento en vano de sacar dinero). Al final, conseguimos el dinero en el parking del puerto. Moraleja: Llevar algo más de efectivo a Egipto y no confiar en el guía, que no nos hizo ni caso cuando le contábamos que no teníamos efectivo.
Comemos en el barco y comienza la navegación. Se ve muchísimo contraste con el verde de las orillas del nilo y el desierto de fondo. Es increíble. Y un placer poder estar en la cubierta del barco, bañándose en una mini piscina, mientras tomas algo fresquito y ves estos paisajes.

Algo muy curioso es que los vendedores ambulantes también atacan a los barcos en movimiento. Llegan con una barquita, se atan al barco grande y lanzan la mercancía a la cubierta. Si te gusta algo, devuelves el dinero dentro de la bolsa de otra cosa. Y son pacientes, pudieron estar más de 1h allí atados sin vender prácticamente nada.

Al pasar por la exclusa de Esna, casi todo el barco estaba en la cubierta para verlo. Pero a la hora de la verdad tampoco hay tanto que ver… lo bueno, los vendedores se quedan del otro lado…

Día 3: Templo de Edfu, Kom Ombo y navegación
Nos recogen a las 7 en bus mucho menos lujoso que los usados hasta ahora, pasamos por un montón de calles sin asfaltar, con carros tirados por caballos y pocos coches de este siglo. Se ve muchísima más pobreza que en Luxor. Como en casi cualquier excursión organizada, no tenemos tiempo libre más que para comprar recuerditos en los templos y hace 4 fotos.

El templo de Edfu está muy bien conservado, aunque con el paso de los años ha perdido la policromía. Al igual que los demás templos, merece la pena visitarlo con una explicación.

A las 10 ya estamos de vuelta al barco, ya que hoy nos espera bastante navegación. Con ese horario, cuando queremos llegar al templo de Kom Ombo ha subido la temperatura tanto que hace 42º. El templo es muy interesante, con dos santuarios gemelos, uno dedicado a Horus y otro a Sobek, el dios cocodrilo.

Por supuesto, al salir del templo también tienes un montón de gente vendiendo cosas, incluso un mercadillo antes de llegar al barco. Aquí fue donde sacamos mejores precios, eso sí, regateando muchísimo porque el precio de salida es muy alto. Continuamos navegación hasta Asuán.
Prácticamente en todos los cruceros que vimos, hablan de una fiesta egipcia en el barco, por lo que prácticamente todo el mundo se compra una chilaba para la ocasión. Yo pagué 4€ al cambio por una de mujer, pero hubo quien pagó hasta 15€. Todo depende del regateo.
En el barco hacen un montón de fotos y luego te venden el álbum de fotos al final del trayecto.


Día 4: Abu Simbel y Asuán
Casi se podría incluir en el día 3, porque el madrugón es para no acostarse. A las 2 de la mañana nos levantan para desayunar (o para coger café para llevar en una botella de agua) y darnos un picnic para el bus. Nos dejan llevarnos las almohadas de las habitaciones porque tenemos 3h de autobús. Al llegar al checkpoint, se acumulan allí los autobuses. En nuestra excursión vamos 35 buses y tenemos la suerte de haber llegado de los primeros al checkpoint. Además, nuestro conductor debía ser aficionado a los rallys, porque llegamos a Abu Simbel los primeros y con margen de 10min hasta que llegó la masificación. La sensación es brutal. Estás allí solo, en medio del desierto, con el lago Nasser al lado, en unos templos increíblemente grandes y bien conservados.


Antes de las 8 de la mañana ya estamos volviendo al barco, que quedó atracado en Asuán y que ya no se mueve más. Antes de llegar al barco, nos pasan por una «fábrica» de esencias, en el mismo plan que el sitio del alabastro.
Según nos bajamos de los autobuses nos vinieron a pedir exageradamente las bolsas de comida. En un primer momento, la respuesta fue que no, porque no sabíamos ni qué estaba pasando. Cuando vimos que era comida lo que pedían, volvimos un pelín para darle las bolsas. Y presenciamos cómo el policia que custodiaba el acceso al barco le quitaba la mitad como mordida…
Como excusión opcional, el guía nos propone enseñarnos Asuán y prácticamente todo el grupo nos vamos con él. Nos llevan a ver una mezquita moderna, un poco la ciudad desde el autobús. Nos enseñan la zona alta, protegida de las crecidas del Nilo y también la parte más pobre, que viven rodeados de basura. Nos explica que aunque hay un sistema de impuestos la recogida de basuras no funciona bien y que hay mucha gente que vive de vender el reciclaje, así que abren las bolsas. Y entre el calor, los animales y eso, os podéis imaginar cómo está la zona.


Nos lleva también a una tienda de especias a granel, que se ve bastante limpia y donde hablan un español perfecto. Es un poco tourist trap, pero bueno, picamos igualmente.

Antes de volver al barco, nos llevan a la zona del mercado central y la estación de tren. Nuestra visita coincidió con un momento chungo en la guerra civil de Sudán, cuya frontera está muy cerca de Egipto y más de esa zona del sur. Se te cae el alma a los pies al ver las escenas de las familias con lo poco que tienen a cuestas huyendo el país, mientras nosotros estábamos por allí como turistas.


Para terminar el día, nos llevaron al espectáculo de luces del templo de Philae. Primero en bus hasta coger unas falucas que nos llevaron hasta el templo.

Día 5: Pueblo Nubio y vuelo a El Cairo
Nos levantan a las 6:30 de la mañana y ya con todo recogido salimos del barco para ir primero a dar un paseo en faluca por el Nilo. De cuando en cuando, aparecían niños montados en una tabla pidiendo propinas…

Cuando llevabamos 30min de paseo tranquilito, se acercó a nosotros otro barco con música a tope, pusieron un tablero y nos cambiaron de barca así en medio del Nilo para llevarnos al Pueblo Nubio. Actualmente, lo que te enseñan allí es poco más que un decorado, pero un decorado bonito. Primero, nos llevaron a una casa donde nos dieron té, pastas, nos hicieron tatuajes de henna y nos enseñaron cocodrilos del Nilo. El resto del pueblo son 4 calles con casas de colores y puestos de mercadillo.


Muy cerquita, nos paran en la «playa» a bañarnos en el Nilo (que sorprendentemente tiene el agua helada), a vendernos artesanía y para el que quisiera un paseo en camello. Sobre esto, ni idea de cuánto cuesta ya que por principios no quisimos montar.


Desde allí, nos llevaron al aeropuerto y volamos a El Cairo. Nos alojamos en new Cairo, una zona moderna y rica. Tardamos muchísimo en recoger las maletas y en llegar al hotel, así que es justo para cenar en el propio hotel, tomar unas cervecitas sin alcohol e irnos a dormir.

Día 6: El Cairo. Pirámides de Giza, Necrópolis de Menphis y Zóser.
Salimos a las 7 de la mañana a ver las famosas pirámides. Efectivamente, son increíbles. Mucho más grandes de lo que me imaginaba y con mucha más historia que desconocía.
Nos dejan algo de tiempo libre para hacernos fotos y dar una vuelta. Como imprescindibles que son en cualquier visita a Egipto, está lleno de gente por todas partes y de vendedores.
Para ir a visitar la esfinge pasa exactamente lo mismo, está todo llenísimo de autobuses y gente.


Nos llevan a comer a un supuesto sitio típico. Desconfiad de que sea típico si todas las reseñas de google están en español…
Por la tarde, visitamos la necrópolis de Menphis. Allí nos dejan bajar a la pirámide de Teti. Es menos claustrofóbico de lo esperado, pero aún así hay que bajar agachado hasta la cámara mortuoria. Y al menos, no hace tantísimo calor como en el desierto.

El último punto del recorrido es la pirámide escalonada de Zoser. Allí, nos dejan algo de tiempo libre para visitarlo por nuestra cuenta. Hace un calor horrible y no hay ni una sombra. Al menos, aquí no hay tanta gente.

Una vez de vuelta en el hotel, resulta que la cena es en otro restaurante típico. Nosotros, renunciamos a la cena y decidimos irnos por nuestra cuenta. Como no conocíamos el Cairo, hablamos con el conductor del autobús para preguntarle por el tema de la seguridad. Nos dijo que podíamos aprovechar el bus que iba a llevar a la gente al restaurante y comer por nuestra cuenta por allí, en el barrio de Heliopolis. Siguiendo la lógica de que si hay muchas luces por la calle sería que había establecimientos abiertos y que así encontraríamos algún restaurante, acabamos en una calle de tiendas de lámparas…

Cenamos en «the mood», un sitio que pese a ser pijillo para el estándar, estaba lleno de gente local y pudimos comer todo comida de verdad egipcia. No sirven alcohol, a diferencia del barco y de los sitios para turistas. Parte del grupo quería tomar una cerveza, así que buscamos dónde. Tras un buen rato buscando, encontramos un pub con una terracita muy agradable donde tomarnos una cerveza (The Smokery).

Volvemos al hotel en un uber. Ojo, las matrículas de los taxis también están en árabe. No viene mal fijarse bien en cómo está escrito en la aplicación…
Día 7: El Cairo. Visita a los museos.
Empieza el día con la visita a la mezquita de Ibn Tulun. A diferencia con otras mezquitas que he visitado en otros sitios, no tienes que descalzarte y dejar los zapatos fuera, sino ponerte unos patucos que te venden o llevar tus zapatillas en la mano.
No nos dejan mucho tiempo para visitarlo, porque tenemos que irnos a continuar el tour por el museo egipcio.

El museo no está mal, y más después de haber visitado el emplazamiento original de muchas de esas cosas. Pasa como en todos los museos, sin explicación no entiendes gran cosa…

Con mucha prisa, nos llevan al barrio copto, a ver la iglesia de San Sergio (entrar y salir). De hecho, tiene tanta prisa en irnos a comer que se deja a una pareja por el camino…
Para terminar la visita guiada, nos llevan al museo de las momias. Allí el guía ni se molesta en entrar, nos deja un rato escaso para entrar para llegar con más tiempo al bazar de Jan el Jalili (donde imagino que se llevaría comisión…). De camino, piden el habitual sobre con las propinas. Y como podéis ver en este relato, no se llevo mucha propina por el trabajo que hizo…

Destacar del mercado un puesto «el Jordi», que era de los pocos que tenía el precio puesto y muy barato. Y recomendable el perderse entre las calles y no quedarse solo en los que venden cosas turísticas.

Para terminar el día, nos llevaron a la «cena cairota en un barco». Es un tanto tourist trap, como todo. Vienen a bailar danza del vientre (y pedir propina claro) y la comida dejaba mucho que desear.

Día 8: El Cairo por libre y vuelta a casa.
Como la visita guiada se quedó con cosas que todos los post que había leído marcaban como imprescindibles, nos organizamos nuestra propia visita alternativa. Nos juntamos un grupo de 9 personas desde el hotel y nos cogimos unos uber a la imponente ciudadela de Saladino, coronada con la mezquita de Alabastro. Entre las explicaciones de la otra mezquita y lo que pudimos leer en internet, disfrutamos un montón de la visita. Es una de las fortificaciones medievales más importantes y mejor conservadas.
Definitivamente, me gusta muchísimo más ir por libre, a mi ritmo, viendo lo que nos apetece en cada momento que no el estrés de las visitas guiadas. Además, estuvimos prácticamente solos, sin vendedores y sin turistas que te agobian.




Volvimos al barrio copto, que como no habíamos visto nada, no pudimos ni disfrutarlo. Solo el pasear por las calles ya es una experiencia, pero además nos permite entrar en las iglesias y descubrir que allí estaba parte del asentamiento de Babilonia. Además de la iglesia que nos enseñaron, hay muchísimo más en el barrio. Terminamos la visita con la iglesia colgante, que según leemos, estaba construida sobre una de las puertas de la fortaleza de Babilonia.


Para no ir pillados de tiempo, nos cogemos un uber de vuelta al hotel a comer. Aprovechamos también a ir al supermercado mientras nos sirven la comida y así comprar dulces árabes, especias (a una décima parte de aquella tienda de Asuán), panes y todo lo que se nos antoja. Aprovechamos también para comprar algo de picar por si iberia era tan generosa como a la ida…

En definitiva, un viaje muy intenso, con unos horarios muy estrictos, pero muy recomendable. El contraste de los templos antiguos con el Egipto actual, los barrios ricos del Cairo con algunos que se atraviesan desde el autobús. Vivir los bazares, los regateos, el «solo mirar, no acosar».
Pese a los 42º, volvería sin dudarlo.




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