Maldivas

Como segunda parte de nuestra luna de miel, pasamos 5 días en Maldivas, concretamente en el Resort Cocoon Maldives. Nuestro viaje empezó haciendo checkout del hotel de Bangkok a las 5:30. Por suerte, el desayuno del hotel del aeropuerto empieza a las 3 y nos permitieron comer algo.

Maldivas está compuesto por muchísimas islas, organizadas en atolones. Distinguimos entre islas locales e islas resort, que condiciona muchísimo el tipo de viaje que puedas tener.

Para que nadie se lleve sorpresas si sigue leyendo, no todo es tan bonito como se pinta en Instagram y es solo mi opinión basada en mi experiencia.

Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Malé, nos estaban esperando con un cartelito del hotel para llevarnos a hacer el checkin en el hidroavión que nos llevaría. Después de dejar las maletas, nos llevaron en bus a la terminal de hidroaviones. Nos invitaron a un refresco y un sandwich y nos dijeron que tendríamos que esperar en torno a 1h30.

Una vez nos llamaron a embarcar nos informaron de que sería un vuelo directo, ya que íbamos 10 personas al mismo hotel, que por eso tuvimos que esperar. Todo OK. El vuelo en hidroavión es una experiencia curiosa. La cabina del piloto no está separada y puedes ver todo lo que va haciendo y su curioso uniforme de pantalón corto y chanclas. Las vistas desde el aire son una pasada. Tardamos solo media hora en llegar.

Según te bajas del avión, no te tienes que preocupar de nada. Se te asigna una persona del hotel que va a ser tu contacto en la isla, te invitan a una bebida de bienvenida y no tienes ni que coger tu maleta.
Nos enseñaron la isla en un carrito de golf y el checkin lo hicimos directamente en nuestra villa sobre el agua. Hay alguna cosa que no entendemos, como que la hora local sea una hora más que en Maldivas.
Las vistas desde la habitación son increíbles. Puedes estar en tu terraza privada y ver cómo pasan mantas, mini tiburones y muchísimos peces. Es como un acuario gigante.

La política del hotel es que solo te dan la comida del día que llegas o del día que te vas. Nosotros elegimos la comida del último día porque nuestro vuelo era nocturno. Y aquí viene la parte negativa del resort. Estás vendido. No puedes salir de la isla (salvo que pagues 500€ por el hidroavión), ni hay otros sitios donde comer que no sean el hotel, que piden unos «razonables» 180€ por el buffet. Ni siquiera hay unas patatillas en la habitación, solo agua, cafés y zumos.
Nosotros hicimos tiempo hasta el «té de las 5», que además de dulces habían puesto nuggets. El resto de la tarde la dedicamos a la piscina y a estrenar el «todo incluido». Os podéis imaginar con qué ganas cogimos el buffet de la cena…

Respecto al buffet, el mejor que hemos probado, mayoritariamente comida italiana, unido a muchos pescados muy frescos.

Nosotros llegamos el día de Halloween, así que tenían una fiesta preparada. Eran unas tumbonas puestas por la playa, con un DJ y 3 cócteles. Fue el primer choque de realidad. Pensábamos que todo incluido, incluye todo, pero no. Los cócteles que no eran sopitas de azúcar o las bebidas normales no estaban incluidas y venían a precio resort de lujo…

El resto de días fueron de relax total. Es cierto que la isla es totalmente «instagrameable», unas puestas de sol espectaculares, una cantidad de fauna marina increíble, un color de agua de fondo de pantalla… Pero quitando eso, es un aburrimiento. Al estar en un atolón, no hay prácticamente erosión del agua, por lo que la playa está llena de trocitos de conchas, cosa que hace que no sea nada cómodo meterse en el agua por allí sin escarpines. Además, también hay muchos bichitos como pequeños cangrejos que da cosa poder pisar.
La piscina del hotel sí que estaba bien, un poco pequeña, pero aceptable. El problema, a las 17:30 cerraban. Justo para irte a duchar, hacer algo de tiempo e irte a cenar. Y después de cenar hacian fiestas sosas en la playa. Mesitas, alcohol malo (si quieres premium o un mojito lo pagas) y música que pondríamos en España para una cena romántica. Que esto puede ser un planazo para el que quiera mucha tranquilidad, pero para otros nos resulta aburridísimo.

Respecto a las actividades, sí que ofrecían una salida de snorkel gratuita en la que te llevaban en barco un pelín más lejos del hotel, te dejaban un kayak durante media hora y podías hacer algo de deporte. El resto de cosas a unos precios realmente abusivos.

Otra de las fiestas que hicieron fue una fiesta ibicenca, en la que al menos la música era más animada y se podía bailar. Eso sí, hasta las 23h.

Estando allí era tal la sensación que puse una reseña en google comentando la incongruencia de que el todo incluido no incluya todo, la falta de actividades y los precios abusivos. Ese día nos contactó nuestro «host» para que fuéramos a hablar con la manager del hotel y poder quejarnos a la cara. Vaya compromiso… Pero como ninguno de los dos nos sabemos callar, se lo dijimos todo, tomo notas de todo y nos dio la razón en muchas cosas.

Como estábamos de luna de miel y los hoteles buenos suelen tener detalles, nos invitaban a una «cena romántica a la luz de las velas» en nuestra última noche en Maldivas. El sitio increíble, como toda la isla. La comida era la misma del buffet pero con menos opciones. Y la bebida no estaba incluida, claro. En nuestro caso, apareció la manager a invitarme a ese mojito que le había dicho que no estaba en la carta del todo incluido. Y ahí estaba yo, cenando pescado con mojito a la luz de las velas…

El último día, nos permitieron hacer uso de las instalaciones del hotel, aunque no del bar todo incluido (a ver si te tomas 4 cervezas y no lo amortizan con el dineral que cuesta por noche). Sin embargo, en la comida buffet tienes derecho a pedir sin limite toda la bebida que quisieras.

Aunque nuestro vuelo era a las 22h, nos dejaron en el aeropuerto a las 16:30, porque los hidroaviones no vuelan de noche. Así, nuestro viaje de vuelta a casa se convirtió en 27h viajando… Menos mal que una parte la hicimos en business…

Volamos con Saudia hasta Jeddah, donde teníamos una escala de 8h nocturna. Gracias a su sistema de pujas, pudimos volar en business desde Jeddah a Madrid por 180€. Además, pudimos pasar esas 8h en el lounge de la compañía sin coste adicional, donde además de un buen buffet, cafeterías y demás cosas de restauración había un montón de opciones de entretenimiento y sitios donde tumbarte a dormir. Y el vuelo en sí, un lujo. Embarcas antes que el resto del pasaje, por una puerta distinta. Poder volar tumbado, después de haberte comido un menú premium (a la carta) y con un pantallón enorme es un lujazo.

Extra: Bichitos varios

Conclusión: Volvería a Maldivas, porque son unas islas paradisiacas a más no poder, pero no lo haría alojándome en un resort así (y menos tan alejado de Malé). Probablemente alojándose en una isla local o accesible por ferry público la experiencia cambia mucho.

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